Cualquier padre o madre sabe de lo satisfactorio de algunos momentos en familia: aquellos en que nos sentimos más unidos que nunca, en los que no se nos borra la sonrisa de la cara o en los que entendemos de forma profunda y emocional a nuestros seres queridos. Estos momentos constituyen lo que llamamos tiempo de calidad en familia.
Pero ¿qué significa esto exactamente? Y ¿cómo lograrlo?
Podríamos definir el tiempo de calidad en familia como aquel que sentimos como especial, importante, en el que se generan buenos recuerdos y vínculos; momentos donde fluyen la comunicación, las risas y la atención del uno/a al otro/a. En definitiva, tiempo del que disfrutamos juntos.
El tiempo de calidad en familia no es simplemente pasar tiempo juntos, en la misma habitación o incluso ejerciendo la misma actividad: requiere un esfuerzo consciente para disfrutarlo
Este tiempo se puede resumir en tres características:
Ser conscientes de la importancia del tiempo en familia y priorizar
El tiempo que perdemos, por desgracia, no se recupera. De este modo, todos los esfuerzos que se hagan por conseguirlo van a ser positivos. Sí, el estrés en el trabajo y las dificultades para conciliar son estresantes: pero ser conscientes y priorizar el tiempo en familia siempre va a ser gratificante.
Escuela, trabajo, actividades, obligaciones… El ritmo de vida de hoy en día implica que es necesario hacer una decisión consciente para asegurarse de pasar tiempo de calidad. Así, puedes reservar un tiempo cada día para estar en familia (por ejemplo, la cena) o un día a la semana (el domingo) en el que adultos y peques estén en contacto sin distracciones.
No todos los momentos de calidad en familia tienen lugar en vacaciones o planes que rompan con la rutina. El día a día encierra un gran potencial para estrechar lazos con nuestro entorno. Hacer la compra junto a los niños o acercarse a su cuarto a jugar con ellos son también oportunidades para pasar tiempo en familia y reforzar vínculos.
Cuando sabemos de su importancia, entonces lo practicamos siempre que podemos. Y esto implica que no siempre deberemos planificar un momento concreto para pasar tiempo de calidad, sino que puede surgir de forma espontánea: una charla del colegio a casa también puede ser gratificante y generar recuerdos. Se trata simplemente de poner atención.
Televisión y, sobre todo, teléfonos móviles, proporcionan distracciones continuas y nos alejan del presente. La tecnología, de por sí, no es positiva ni negativa: todo depende de cómo la usemos.
Por ello, puedes poner algunas normas. Por ejemplo: durante la cena, todos nos alejamos de los móviles. Es una forma sencilla de asegurarse que todos en la familia centran su atención en su entorno.
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